martes, 28 de agosto de 2012

Reseña de "El ojo blanco" y entrevista en ESMATER


sábado, 25 de agosto de 2012

El Ojo Blanco, de Guadalupe Eichelbaum


Hoy tenemos en ESMATER el libro “El Ojo Blanco”, de Guadalupe Eichelbaum, y a la propia Guadalupe para hablar de su libro.

Pero antes, una pequeña reseña de esta novela corta.

“El Ojo Blanco” es una novela publicada por Editorial Alhulia en su línea Gárgoris, y es una novela juvenil.
Esto último podría echar para atrás a los talluditos del género, pero eso sería un error bastante grave, y en la reseña que sigue ahora entenderán el por qué.

Lo primero que llama la atención es la portada del librito (apenas 69 páginas), en la que vemos el famoso ojo blanco de una forma muy parecida a como nos lo describirán en la novela. Sin duda, bastante inquietante. Después, damos la vuelta al volumen y nos encontramos con la brevísima sinopsis.

Alicia es una inquieta niña de once años a la que apasiona el género de terror tanto en las películas como en los libros, pero... ¿Y en la vida real?

Quizás el mayor mérito de la novela es que, a pesar de su corta extensión, consigue sacarle un jugo estupendo a esta premisa. Al juego entre el terror falso, el terror cómodo de tu salón de estar o de la butaca del cine, y el terror real que te afecta a ti en persona.
Me van a permitir que divague un poco del tema para extenderme en este punto.
Recientemente pude ver (al fin) ese clásico del género que es “Al final de la escalera”. A estas alturas, casi ninguna escena del filme puede ser considerada ya spoiler. En particular, esa escena cercana al final en la que la protagonista femenina se ve perseguida por una silla de ruedas.
En el momento actual, esa escena me despertó unas carcajadas impresionantes. Es de lo que peor ha envejecido de la película.
Pero luego me planteé cuál sería mi reacción si fuera perseguido por un objeto inanimado. Y la cosa cambia, señores, cuando uno protagoniza el terror.

Pues la pequeña Alicia, experta en ver cine de terror y poseedora del mayor don que se puede tener en ese sentido, un primo mayor aficionado que ejerza de guía y abra camino a su interés, se encuentra metida en una situación que, si bien al principio parece curiosa pero no agobiante, termina llevando al lector al límite último de la angustia.
Un ojo blanco, una imagen que, sin saber cómo ni por qué, aparece de forma aleatoria en su campo de visión.
Al principio, cualquiera que esté familiarizado con las diversiones de los cenobitas o haya estado sentado a la mesa con algún Profundo del Arrecife del Diablo encontrará poco intenso semejante punto de inicio.
Pero la ansiedad nace de la imprecisión, de la imprevisibilidad. Si alguien maneja la caja de Lemarchand, sabe que tarde o temprano será visitado por un señor con clavos en la cabeza bastante simpático. Si algún turista decide recorrer Insmouth bajo la luna llena, debería no ya esperar sino exigir la aparición de una criatura repulsiva, mitad sapo mitad arenque.
El problema radica en que el terror de “El Ojo Blanco” accede al mundo cotidiano y natural. No precisa de una atmósfera particular, ni casa encantada y ni pantano en la noche; ni de un contexto sobrenatural que vertebre sus apariciones. Su mayor capacidad para producir el espanto es su ausencia de cadencia, su falta de sentido propio, lo inesperable que es.
Por supuesto, este tipo de horror sólo funciona si el escritor consigue que el lector empatice con las cuitas de los personajes. Y aunque se pueda generalizar esa circunstancia, la necesidad de empatía, aquí se hace tan fundamental que cualquier salida de tono de la protagonista, cualquier detalle que hubiera demostrado los flecos, habría dado al traste con el Horror (que es, de hecho, lo que busca).
Pues no falla. En un estilo epistolar de tipo diario, en una primera persona creíble y sincera, que muestra recursos buenos y poderosos, pero nunca excesivos.
Guadalupe utiliza el estilo con una habilidad que parece natural. En ningún momento se rompe la magia que hace creer que aquello está escrito por una niña de once años particularmente inteligente y culta.
Y entonces llega la explicación que da sentido a la novela, y su crudeza abruma. Abruma porque en una novela juvenil en unas palabras tan inocentes y tan, evidentemente, jóvenes, semejante nivel de horror, semejante exploración de la culpa humana, semejante sensación de injusticia y el tamaño del drama quedan magnificados por la desnudez diáfana y sencilla del pensamiento infantil.
El epílogo sólo sirve para estremecer los restos del lector, que para ese momento ha quedado desolado, más de lo que hubiera previsto antes de abrir sus páginas.

Y entonces uno se alegra de haber roto sus prejuicios y haberse lanzado a leer una novela juvenil.

Pero en ESMÁTER no nos conformamos con leer la obra, y vamos en busca del autor. Buscamos leer al autor.
Con todos ustedes, Guadalupe Eichelbaum.

1. ¿Quién se esconde tras ese exótico apellido?

Pues es una mujer con muchos intereses e inquietudes, con las prioridades bien establecidas, cuya vocación es escribir.

2. Y bastante bien, puedo afirmar. El Ojo Blanco es tu primera incursión en el Terror, ¿qué te ha parecido la experiencia?

Estupenda, de hecho, desde que la escribí ya he regresado al género con unos cuantos relatos y tengo en mente la segunda parte de "El ojo blanco".

3. Desde ESMATER nos alegramos de ese acercamiento, pues. ¿Y esa decisión de lanzarte a escribir un libro de Terror, juvenil además?

La verdad es que me lo pidió mi hijo. Él estaba harto de libros de terror para preadolescentes que no daban miedo, que acababan siendo suavizados por el hecho de estar enfocados a un público de esa edad y me pidió que escribiera una novela de terror, sin concesiones y para niños. Tardé como un par de años en cumplir su deseo. Le encantó el resultado. Ahora soy yo la que tiene que agradecérselo, creo que no se me hubiera pasado por la cabeza escribir de terror si no fuera por él.

4. Precisamente de eso te quería hablar, de lo cruda que es en ocasiones la novela. Personalmente, me parece de una valentía fantástica y le da un punto diferenciador con otras novelas juveniles, pero ¿la editorial estaba igual de contenta que tu hijo y tus lectores?

Al parecer, sí. De todas formas creo que los chicos de ese rango de edad ven películas terribles... ¿Porqué los libros tienen que ser edulcorados?

5. Retomando el hilo de tu hijo, ¿te ayudó a fabricar el personaje de Alicia? Porque es de los “niños” mejor construidos que he leído en bastante tiempo.

Gracias.
No, no la leyó hasta que estuvo terminada. Lo que sí es cierto es que Alicia tiene puntos en común con mis hijos y supongo que eso le aporta credibilidad al personaje.

6. Ahora que hemos convencido a los lectores de las bondades de “El Ojo Blanco” (¡compradlo!), ¿algunas palabras de tus trabajos anteriores?

Anteriormente a "El ojo blanco" he publicado tres novelas bastante diferentes entre sí aunque compartan algunas características. "El peregrinaje de Rubén" fue la primera, trata de la vida de un joven malagueño a lo largo de un año en el que él toma conciencia de que está viviendo su vida según las expectativas que los demás tienen respecto a él. "Siempre en mi memoria", la segunda, habla de la pérdida y de la superación de la misma, me dicen que es muy triste, pero tiene mucha luz. "Tengo pies" tiene la peculiaridad de estar redactada en prosa pero intercalando poesías, en esta historia la protagonista realiza un viaje instrospectivo posteriormente a su separación. Sin embargo, al escribir me da la impresión de que el drama y el terror no son géneros tan distantes como pueda parecer. También tengo un libro de relatos: "17 Trozos" en amazon, a un módico precio y un relato finalista de un certamen literario que salió editado junto con el resto con el título de "Relatos bajo el puente".

7. Me llama la atención eso, que veas similitudes entre el Drama y el Terror. Cuéntanos más sobre esa idea...

Si lo piensas en toda historia de terror, ya sea un libro o una película, hay un drama subyacente, que queda solapado por el miedo. Si tomamos como ejemplo "El exorcista", lo que le sucede a la niña es trágico, sólo que no nos afecta de ese modo porque estamos preguntándonos si alguien va a morir y asqueados por los vómitos verdes. Hablando del tema con mi amigo Enrique Pedraza, me decía que el drama en el terror debe ser como la nuez moscada en la croqueta...
Incluso si lo piensas, por ejemplo, en tu relato de la antología "No tocar", "Quiero ser", se esconde una situación horriblemente triste.

8. (Aquí es cuando al entrevistador le salen los colores) Estoy totalmente de acuerdo contigo en ese componente dramático del Terror, pero ¿qué me dices del aderezo oscuro? ¿Qué te gusta de la parte terrorífica?

Creo que he descubierto mi vena sádica. Me encuentro escribiendo y pensando en lo duro que va a ser el resultado, en lo que va a sufrir el que lo lea, y regodeándome. Supongo que tendrá un componente terapéutico, je, je.

9. Ya verás cuán terapéutico es. Ya verás... ¿Por cierto, lees más Terror ahora, o ya eras una lectora de horror antes de “El Ojo Blanco”?

No he sido, a lo largo de mi vida, una gran lectora de terror, tengo que confesarlo, más allá de Poe o de Horacio Quiroga; pero últimamente estoy haciendo más incursiones en el género. Bueno, también había leído clásicos como Drácula o Frankenstein, que me encantaron.

10. ¿Alguna recomendación en particular, entre lo último que has leído del género? Si es de algún autor español, mejor.

Lo último que he leído es "No tocar" y, anteriormente "Para mí tu carne", que es de zombies. ambos libros me gustaron realmente, me sorprendieron gratamente. Pero me gustaría aprovechar para reivindicar los "Cuentos de terror" de Horacio Quiroga, que no es tan conocido en España, es sudamericano, creo que uruguayo.
Ah! Y "Tenebrae", la antología de Sevilla Escribe, que también está genial.

11. Unas recomendaciones excelentes, por lo que sé. Por cierto, Guadalupe Eichelbaum y Sevilla Escribe me hace pensar en... Málaga Escribe... ¿Qué nos puedes contar de este grupo?

Je, je. La verdad es que somos un grupo variopinto de escritores, nos reunimos una vez al mes y nos contamos nuestras alegrías y penas literarias. Nos apoyamos unos a otros y nos lo pasamos muy bien. Estamos a punto de convertirnos en asociación.

12. Algo de eso he oído... Je, je, je, je... Hablando de grupos de escritores, ¿conocías ESMÁTER?

Sí, de hecho mandé un relato para una antología y no fué seleccionado, creo que deberíais releerlo, está muy bien, je, je.

13. Pardiez, le echaré un vistazo entonces.
Ha sido un auténtico placer tenerte con nosotros, casi tanto como leer “El Ojo Blanco”. ¿Unas palabras para la gente de ESMÁTER, ya para cerrar la entrevista?

Quiero agradecer que me hayáis hecho esta entrevista y espero que sigáis adelante por mucho tiempo. Creo que los grupos de escritores que aúnan sus fuerzas son muy importantes hoy en día, tanto por el apoyo a la hora de sortear las dificultades con las que todos nos tropezamos en el camino como por lo enriquecedor que resulta el contacto.


A nosotros nos enriquecen escritores como Guadalupe, y esperamos que podamos volver a verla entre nosotros muy pronto.

Vlad_Temper

lunes, 13 de agosto de 2012


A los chicos del Instituto de Mijas Pueblo:

Hace ya un par de meses estuve en el Instituto de Mijas Pueblo charlando con los alumnos acerca de mi libro “El ojo blanco”. Debido a la cantidad de trabajo que tenía no pude dedicarme en su momento a escribir estas líneas en las que pretendo darles las gracias por su atención, su interés y porque me hicieron darme cuenta de algunas cuestiones que para mí son importantes. Tengo que reconocer que no recuerdo los nombres de los chavales, pero un chico muy avispado me comentó que debería agradecer a mis hijos el hecho de que me hayan insistido para escribir terror, género que jamás se me había pasado por la mente tocar y que ahora considero parte de mi “repertorio”. Que conste que le hice caso. Llegué a casa y di las gracias a mis hijos.

Otra chica me pidió que cantara, no acepté su propuesta, pero fue muy amable por su parte. Y además, allí, hablando con ellos, caí en la cuenta de que no había colgado ninguna poesía en el blog, lo cual pienso remediar pronto (aunque tratándose de mi blog la palabra “pronto” pueda tener para mí un significado laxo), tal como le prometí a la niña interesada en leer mis poemas.

En definitiva, si se os ocurre echar un vistazo al blog desde aquí os digo sencilla y sinceramente: GRACIAS.